May 16, 2008

Gotta Start Somewhere

Tenemos nuevo abogado, el doctor Bucéfalo.

Por su aspecto recuerda los tiempos en que aún era caballo de Alejandro de Macedonia. De todas formas, el que se haya familiarizado con las circunstancias actuales se percatará de algo. Hace poco, sin embargo, vi en la escalinata a un ujier que, con la mirada experta típica de un pequeño cliente habitual en las carreras de caballos, observaba con admiración al abogado cuando éste, levantando muy alto los muslos, subía escalón a escalón haciendo resonar el mármol a su paso.

En líneas generales el colegio de abogados aprueba la admisión de Bucéfalo. Con asombrosa perspicacia dicen que, dada la estratificación actual de la sociedad, Bucéfalo se halla en una situación compleja, y por ello, así como por su importancia en la historia universal, merece, de todos modos, ser bien acogido. Hoy en día -esto nadie puede negarlo- no hay ningún Alejandro Magno. Más de uno sabe asesinar, es cierto; tampoco falta la habilidad para alcanzar al amigo con la lanza por encima de la mesa del festín, y para muchos Macedonia es ahora, como entonces, demasiado angosta, de modo que maldicen a Filipo, el padre; pero nadie, eso sí, nadie puede comandar un ejército hasta la India. Ya entonces la puertas de la India eran inaccesibles, pero la espada del rey indicaba enhiesta la dirección a seguir. Hoy las puertas han sido trasladadas a un lugar totalmente distinto, más alejado, más elevado; nadie señala la dirección a seguir; muchos portan espadas, sí, mas sólo para blandirlas, y la mirada que pretende seguirlas se extravía en su deseo.

Por eso quizá sea lo mejor, en definitiva, como ha hecho Bucéfalo, enfrascarse en los códigos. Libre, sin que los muslos del jinete opriman sus ijares, a la tranquila luz de una lámpara, lejos del fragor de la batalla de Alejandro, lee y pasa las páginas de nuestros viejos volúmenes.

El Nuevo Abogado (The New Advocate). Franz Kafka.

1 comment:

BUKEPHALOS said...

"We have a new advocate, Dr. Bucephalus.

There is little in his appearance to remind you that he was once Alexander of Macedon's battle charger. Of course, if you know his story, you are aware of something. . .even a simple usher who I saw the other day on the front steps of the Law Courts... was running an admiring eye over the advocate as he mounted the marble steps with a high action that made them ring beneath his feet.

In general the Bar approves the admission of Bucephalus. With astonishing insight people tell themselves that, modern society being what it is, Bucephalus is in a difficult position, and therefore, considering also his importance in the history of the world, he deserves at least a friendly reception. Nowadays - it cannot be denied - there is no Alexander the Great. There are plenty of men who know how to murder people; the skill needed to reach over a banqueting table and pink a friend with a lance is not lacking; . . but no one, no one at all, can blaze a trail to India. Even in his day the gates of India were beyond reach. . .

So perhaps it is really best to do as Bucephalus has done and absorb oneself in law books. In the quiet lamplight, his flanks unhampered by the thighs of a rider, free and far from the clamor of battle, he reads and turns the pages of our ancient tomes. Every page a victory. Who cooked the feast for the victors? Every ten years a great man. Who paid the bill? So many reports. So many questions."